Bienestar

Formas fáciles de mejorar tu salud intestinal (y tu estado de ánimo)

por: Cecilia Jordán

¿Sabías que la composición de tu flora intestinal puede afectar tu sistema inmune, tu desempeño cognitivo y hasta tu humor? Y es que nuestro estómago es nuestro ‘segundo cerebro’ e influye en todo.

Cuando tu ecosistema intestinal está desequilibrado puede provocar bloqueo mental, depresión e incluso demencia. De hecho, algunas de las áreas de la neurociencia ni siquiera miran el cerebro, sino el intestino. Hay varios estudios que relacionan algunos casos de autismo con el desequilibrio en el microbioma y que relacionan las migrañas al consumo de frituras y de azúcar refinada.

¿El motivo? El tracto intestinal esta directamente ligado al cerebro: todo lo que comemos después de ser metabolizado genera señales en el sistema nervioso, lo que tiene un impacto en nuestras emociones y por supuesto en nuestra salud.

¿Alguna vez se han preguntado por qué hoy estamos más predispuestos a enfermedades celiacas, si llevamos consumiendo trigo por miles de años, y por qué cada vez más niños sufren intolerancia a la lactosa o casos de asma? ¿Qué es lo que ha cambiado? La respuesta no está en la genética, sino en lo que ingerimos. Hoy no ingerimos alimentos cercanos a su origen natural. Por ejemplo, el trigo y la leche son, mayormente, productos genéticamente modificados que contienen conservantes y colorantes en grandes cantidades. Esto está produciendo inflamación en el cuerpo, lo que a su vez genera un organismo más propenso a enfermedades y un incremento considerable en los niños con prediabetes u obesidad prematura. En la actualidad uno de cada 10 niños tiene algún tipo de sobre peso, de acuerdo a Andrew Weil MD, autor del libro “Elige tu propia Medicina” y “La Curación Espontanea”.

La revolución del microbioma

Tenemos 10 veces más organismos, hongos y bacterias que células en el cuerpo humano y éstas están concentradas en el colon (para permitir una buena digestión) ,la piel y el tracto vaginal. Este conjunto de organismos es único en cada individuo de la misma manera que lo es nuestra huella digital.

Los últimos estudios científicos revelan que la salud de nuestra flora intestinal determina nuestra salud en general, física y psicológica. Y es que después de todo el 85% de nuestro sistema inmune se encuentra ahí.

Se cree que el microbioma ha tenido cambios drásticos en los últimos 40-50 años debido a cuatro razones fundamentales:

  • Cambio en la naturaleza de la comida que ingerimos. La comida procesada que consumimos ahora prolifera determinando el espectro de los organismos en nuestro cuerpo.
  • Exceso de uso de antibióticos. ¿Sabías que los antibióticos sólo son necesarios en el 10% de los casos? A veces los recetan incluso en casos virales donde el antibiótico no es necesario. El antibiótico solamente es necesario cuando el enemigo es de origen bacteriano. Ingerir antibióticos de manera innecesaria genera resistencia de los microbios ya que luego generamos organismos que no responden cuando el antibiótico sea realmente necesario.

    Incluso podemos llegar a consumir antibióticos sin ser consientes de ello y lo hacemos al comer carne, leche o pollo. Y es que el excesivo uso de antibióticos en los animales para evitar que se enfermen y así obtener la producción deseada, es muy común y deja residuos de antibióticos en la carne y leche que luego consumimos.

  • Incremento en el parto por cesárea. Uno de cada tres partos es por cesárea y la mayoría son programados por conveniencia del paciente y el médico, no necesariamente por razones médicas. El tracto intestinal de un feto es totalmente estéril y al momento de nacer empieza a colonizarse hasta unas semanas después del nacimiento. Cuando los niños nacen de forma vaginal los organismos que colecta vienen del canal vaginal y cuando nacen por cesárea los organismos provienen de la piel de la madre y son totalmente diferentes.
  • Decrecimiento de la lactancia materna. La leche materna tiene carbohidratos y azúcares inusuales que no son fácilmente digeridos por los adultos, sin embargo cumplen una función determinada: son prebióticos que estimulan el crecimiento de organismos en nuestro intestino.

Estos cuatro factores han contribuido al enorme cambio en nuestra flora intestinal. Actualmente se están realizando varios estudios que asocian estos cuatro factores con el enorme crecimiento de los casos de asma, alergias y sensibilidad al gluten, así como también varias ramificaciones en la salud emocional-mental como el autismo y el ADHD.

El estado de nuestro estómago afecta a todas las áreas de la salud, desde el sueño y la motricidad hasta el estado de ánimo, la piel o el blanco de los ojos.

Flora y emociones

Por último, los cambios emocionales relacionados con la flora intestinal se deben al tipo de alimentos que ingerimos, lo que puede resultar en una digestión incompleta de proteínas que puede gotear fuera del intestino, aumenta la permeabilidad y deja pasar moléculas con toxinas que normalmente no pasarían a la circulación. Esto a su vez estimula la reacción del sistema inmune y el sistema nervioso central ya que está directamente conectado al tracto intestinal, de acuerdo al reconocido Neurólogo David Perlmutter, autor del best-seller Alimenta tu Cerebro.

La alimentación a base de probióticos (yogures y otras leches fermentadas) y fibra (cereales, legumbres, fruta…) es básica para mantener el equilibrio de la macrobiota, pero también hay que prescindir de antibióticos,  laxantes, tóxicos como el tabaco o de la vida sedentaria.

Consejos para una flora feliz

La buena noticia es que si éstas enfermedades tienen una raíz común y estamos en lo correcto, también resulta sencillo prevenirlas.

Basémonos en una dieta anti-inflamatoria conocida como la dieta mediterránea alta en grasas saludables (aceite de oliva, nueces, aguacate) y en probióticos, que lo consumen a través de comidas fermentadas como el sauerkraut y  el keffir, alimentos que ayudan a recolonizar el intestino y promueven la eliminación de toxinas. Y lo más importante: disminuir casi a cero el consumo de comidas procesadas.

Mi última recomendación es, lo creas o no, evitar el exceso de limpieza. Si nos basamos en la teoría de la hipótesis de la higiene, se cree que el uso excesivo de jabones químicos y de sanitizadores de mano sabotea el desarrollo normal (y natural) de los niños. Aquellos niños que crecen con animales y en ambientes “no tan” limpios tienen son menos propensos a generar asma y alergias a lo largo de su vida. Y en caso de usar antibióticos, consumir probióticos durante y después.

Al fin y al cabo tenemos que vivir en relación simbiótica con estos organismos… hagámoslo de la manera más sabia.

Cecilia Jordán – Wellness & Hollistic Health Coach

Instagram Blog: @cecibalancelife

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