Bienestar
RE LOCA ¡Y ME ENCANTA!
por: siteadmin

Este es el primer artículo que decido escribir luego de haber estado un tiempo alejada del periodismo revistero y es sobre una película. Y es que no podía dejar de comentar sobre esta versión argentina protagonizada por Natalia Oreiro y Diego Torres, titulada: RE LOCA ¡Y ME ENCANTA!, que ha tenido un gran significado en este momento de mi vida y comentado con amigas, para ellas también. Y es que cuando nos toca es porque hay algo que conecta con nosotros, lo que ahora frecuentemente se usa en el lenguaje psicológico coloquial de dominio público y que se denomina como: espejo.
Más allá de ser una comedia genial que en principio pinta tintes románticos y que afortunadamente no lo es y más bien se consolida de forma elegantemente burlesca en un reflejo de una realidad latente, muy de este tiempo y muy de las mujeres maduras. Muchas de nosotras solemos afrontar la vida de forma tan tibia, pero tan tibia que terminamos siendo muy condescendiente con los otros, parece ser que estamos en nuestra zona de confort al aceptar y sentirnos incómodas nosotras antes que el resto. Eso de andar por la vida ya en la década de los 40 bajo la normativa casi impuesta del actual mundo “zen” y el de la meditación o de la anestesia en pastillas que se recibe bajo “tratamiento”; supongo para adormecer las emociones y no parecer loca, re loca, descontrolada.
Ahí en este contexto aterriza en Netflix esta comedia que hizo que me sienta tan identificada con el personaje principal. Algunas quizá lo hicieron por tener a lado un bueno para nada que encima con comentarios sutiles te recuerda que tienes unos kilos demás; otras se habrán identificado al ver a la amiga que vive en el planeta pedo y su mundo narcisista y otras por los abusos en el trabajo y en la vida en general. Y no lo digo en el papel de víctima, pues claramente abandoné ese barco hace ya un tiempo, pero sí ante muchas situaciones que no deberían permitirse, porque si lo haces sabes que terminarán en pelea o desastre y que esas personas se podrían alejar, pareciendo que sería una tragedia para nuestra vida, cuando es todo lo contrario. Pero no, ahí andamos mucho tiempo danzando y esquivando, pero en “control”, dañándonos a nosotras mismas, hasta que, afortunadamente pienso hoy, algún episodio duro o una serie de ellos, te llevan al desborde, al cambio profundo, luego obviamente de estar en duelo. Y sí, posiblemente algunas hayamos enloquecido, pero me encanta esta nueva versión, mucho más que la otra cargada de empatía e inocencia, ahora alejada del ruido y de las falsedades, de las superficialidades y de las maldades disfrazadas de consejos “oportunos”.
Así que cuando escucho decir que las personas no cambian, pues no estoy de acuerdo, creo que el dolor, el sufrimiento, la vida y las decepciones o diré mejor para no parecer soberbia o en papel de víctima, el esperar que todos actúen como tú lo harías y pues no, no sucede así; entonces un día, sin necesidad de un ritual, ese cúmulo de malas actitudes, de falsas verdades, de comentarios innecesarios que te dejaron sin aire y sin respuesta o también nos hagamos responsables de lo que permitimos sin tener por qué hacerlo, provocan un cambio, que en este contexto podríamos llamarle locura y pues sí, como en la película, la acepto, me gusta mi locura actual, esa es la que ahora no va a permitir nunca sentirme incómoda y que hace que tenga muy claro que el primer compromiso es conmigo misma, así que ya no hay espacio para malas caras, malos tratos, desprecios o ironías hirientes.
Hace no mucho escuché decir una reflexión poderosa, a veces es mejor ajustar tu vida a la ausencia de personas que ajustar tus límites a sus faltas de respeto y pues sí, de repente te vez rodeada de muy poca gente, pero que vale un mundo y que abraza tu locura. Así que sí, estoy re loca y me encanta.