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Lo que aprendimos de Michelle Obama leyendo su biografía ‘Mi Historia’
por: Redacción Ajá!
En estas páginas conviven la combativa estudiante de Derecho, la madre primeriza y la voz de la primera dama.
A los 54 años, Michelle Obama disfruta de su nueva casa en un barrio tranquilo y lujoso de Washington. En este nuevo hogar fue precisamente donde sintió que tenía muchas cosas que contar y decidió ponerse a escribir su biografía de más de 500 páginas en la que cuenta todo sobre su pasado, desde que era una estudiante en una elegante universidad cuyo alumnado era mayoritariamente blanco hasta su vida como madre primeriza estresada y sus ocho años como primera dama de Estados Unidos.
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Michelle Robinson (Chicago, 1964) creció en el South Side, un barrio humilde de mayoría negra.
“Tuve que aprender a utilizar mi voz en multitud de escenarios, desde el barrio con sus matones hasta las aulas universitarias, pasando por las salas de reuniones de los bufetes de abogados y las plazas y estadios del mundo. Y me he dado cuenta de lo afortunada que he sido de tener unos padres y unos profesores, personas como Robbie, que no me hicieron callar. Por el contrario, me permitieron desarrollar y utilizar mi voz. Espero que los padres fomenten esos valores en sus propios hijos. Y espero que nadie, especialmente las jóvenes, tenga jamás miedo de hacer oír su voz”, dijo Michelle Obama en una entrevista para El País.
Siempre fue buena alumna, y se endeudó como muchos jóvenes americanos para poder pagarse la carrera de abogada en Harvard.
Tras graduarse en Harvard y fichar por un prestigios bufete de abogados en la planta 47 de un edificio de Chicago, donde ejerció un tiempo como jefa de su futuro esposo y percibía un buen salario, decidió dejar el empleo movida por su vocación de servicio público. Para entonces ya se había enamorado del abogado con quien compartía la oficina.
Su madre le dio un único consejo que Michelle siguió a pie de la letra: “Primero gana dinero y después preocúpate por tu felicidad”.
Sobre el amor
En su biografía relata sin tapujos la relación con Barack, desde el primer beso hasta las discusiones a la hora de la cena. “He intentado ser lo más sincera posible. Sé que mucha gente considera que Barack y yo somos un ejemplo de relación por la que vale la pena luchar. Ambos valoramos que lo crean así, pero también quiero asegurarme de que la gente sabe que el matrimonio puede ser extremadamente difícil y extremadamente gratificante, y que en la mayoría de los casos no puedes tener una cosa sin la otra. No quiero que la gente vea fotos de nosotros dos abrazándonos detrás de los atriles o sonriendo juntos bajo el brillo de los focos y piense que lo hemos conseguido con solo chasquear los dedos. Yo lo comparo con las redes sociales. Lo que vemos en las noticias que publicamos son los momentos especiales de la vida de otras personas, las fiestas, las vacaciones y los besos desde la cesta de un globo aerostático, pero no vemos las dificultades, las largas conversaciones, ni el esfuerzo que cuesta avanzar para entenderse mutuamente. Y ahí, precisamente, toma forma cualquier vínculo verdadero entre dos personas. Pensé que era mi deber, sobre todo ante las parejas jóvenes, contar nuestra historia con más detalle”, asegura Michelle.
“Quiero asegurarme de que la gente sepa que el matrimonio puede ser extremadamente difícil y extremadamente gratificante”
Su camino hacia la maternidad
Sin embargo, hay una revelación en el libro que ha sorprendido a medio mundo. La cuestión es que sus dos hijas, Malia y Sasha Obama, nacieron por fecundación in vitro y que tomó la decisión después de sufrir un aborto espontáneo.
No obstante, no es algo de lo que sorprenderse ya que es una situación sobre la que la mayoría de las mujeres no habla. Hace no tantos años no se hablaba de la regla, del orgasmo femenino, del postparto y de otras situaciones que afectan al 50% de la población mundial.
La ex primera dama dedica uno de los capítulos centrales de su libro a su experiencia con la maternidad y así lo explicó en una entrevista concedida al programa Good Morning America: «Sentí que fracasé, no sabía lo frecuentes que eran los abortos espontáneos porque no se habla de ellos». A su entender, el silencio conduce a la culpa. «Nos encerramos con nuestro propio dolor, pensando que de alguna manera estamos rotas. Es importante hablar con las madres jóvenes sobre el hecho de que ocurren abortos involuntarios. Lo peor que nos hacemos a nosotras mismas es no compartir la verdad sobre nuestros cuerpos y sobre cómo funcionan».
Michelle se dio cuenta cuando tenía 34 años de que el reloj biológico es real y de que la producción de óvulos es limitada. Es entonces cuando los Obama decidieron recurrir a la reproducción asistida. La situación les originó estrés (algo muy común durante los tratamientos de fertilidad) y también acudieron a terapia de pareja. El revuelo que ha levantado esta “confesión» de la ex primera dama tiene su parte positiva: hasta hace poco el tabú impedía poner en la agenda esta realidad. En 2018 muchas mujeres son capaces de hablar de ello en público. Lo público existe. Lo privado no.
Se define como ambiciosa, testaruda, alguien que puede llegar a levantar la voz cuando se enfada o incluso, como reconoce que hacía de niña con su hermano, usar los puños si hace falta
Gracias a estas 500 páginas sabemos, entre otras cosas, que es una fanática del orden, que odia el tabaco, que sus niñas nacieron por fecundación in vitro o cómo era la cama que compartía con Barack cuando eran novios. “No creo que a nadie le beneficie retocar su historia; ni a mí, ni a él, ni a ninguna de las personas a las que me gustaría llegar con mi autobiografía. No creo que nadie deba avergonzarse de su vida, en particular quienes han tenido que luchar. Todos pasamos por crisis de confianza. Los problemas de fertilidad son de lo más corriente. Fracasar, dudar de uno mismo, sentirse vulnerable son experiencias que nos hacen humanos. Al reflexionar, descubrí que la esencia de mi historia, el centro de mi proceso de llegar a ser, estaba definida por mis momentos de lucha. Esa fue la razón por la que decidí contar mi vida”.